Fuente: Enfoqueestadista.com
La energía eólica en la Argentina ofrece un potencial muy grande debido a sus favorables condiciones climáticas. De hecho, el recurso eólico de la Patagonia es considerado uno de los mejores del mundo. Dicho potencial ha sido estimado, muy conservadoramente, en alrededor de 500.000 MW con un factor de utilización altamente elevado. Sin embargo, también se evidencia un desarrollo muy escaso.
Todo el parque eólico nacional tiene una capacidad de 27,76 megavatios. La mayoría de estos parques fueron instalados durante la década del 90 y son propiedad de cooperativas, a excepción del de Pico Truncado, que pertenece a la Municipalidad. Fueron construidos con aerogeneradores importados con un costo que redondeó o superó los U$S 1.000 por kilovatio instalado. En el siguiente cuadro se detallan los principales parques.
Parques eólicos en Argentina
Como entes distribuidores de energía, las cooperativas no le venden al Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), dado que el precio que percibirían sería de entre U$S 24 y U$S 25 por megavatio – hora. En cambio, se utilizan para generar electricidad propia y venderla dentro de sus propias redes o nodos, evitando de esta manera comprar electricidad al MEM cuyo precio mínimo arranca en U$S 30 por megavatio hora y podría alcanzar los U$S 45 debido a los costos de transporte a larga distancia y otros conceptos.
El escaso desarrollo eólico nacional tiene dos causas fundamentales:
• el mercado electrónico nacional paga muy poco el megavatio – hora, de modo que a los generadores privados la opción eólica no les resulta atractiva
• los incentivos nacionales y provinciales que premian la generación eólica no alcanzan para volver interesante este precio.
En este sentido, como ya mencionamos, el precio monómico en el MEM es de alrededor de U$S 30 por megavatio – hora. Este es el precio para la potencia firme, lo que implica que el megavatio – hora generado a partir de la energía eólica es inferior (entre U$S 24 y 25), dado que la misma no garantiza potencia firma.
Dentro de los incentivos nacionales, en 1998 el Congreso de la Nación sancionó la Ley 25.019 (Régimen Nacional de la Energía Eólica y Solar), a través de la cual se declaró de interés nacional la generación de energía de origen eólico y solar en todo el territorio nacional, estableciendo incentivos impositivos a toda actividad de generación eólica y solar que esté destinada a la prestación de servicios públicos. No obstante, nunca pudo ser una herramienta efectiva ya que durante el año 1999 estuvo retardada su reglamentación y durante todo el año 2000 se demoraron las resoluciones técnicas y burocráticas que la pondrían en vigencia. Cuando comenzó a tener vigencia plena, en el 2001, en el país se profundizó una fuerte recesión económica.
Con posterioridad, a fines de 2006 se sancionó la Ley 26.190 (Régimen de Fomento Nacional para el uso fuentes de energías renovables para la producción de energía eléctrica), que incrementó el reembolso a $ 0,015 por kilovatio efectivamente generado, lo que implica un incremento en el precio de U$S 5 por megavatio – hora.
A pesar de estos subsidios, el precio percibido por el productor (entre U$S 29 y 30) tampoco llega al precio de corte para hacer rentable un parque eólico en zonas de muy buen viento, como la Patagonia, estimado en entre U$S 45 y 47.
Ni siquiera en las provincias con programas locales de incentivo para la utilización de este tipo de energía el precio se hace rentable: en Chubut y Buenos Aires (únicas dos provincias con incentivos locales) el reembolso alcanza casi los U$S 2 por megavatio – hora, por lo que el megavatio efectivamente generado a partir de la energía eólica se ubicaría entre los U$S 31 y 32.
Sin embargo, existen algunos factores que pueden hacer atractivo la puesta en marcha de parque eólicos, como de hecho ya se realiza en algunos lugares.
En primer lugar, existe la posibilidad de combinar la energía eólica con la hidráulica. Esto permitiría suministrar al MEM potencia firme y, por ende, a tarifa plena independientemente de la disponibilidad del viento. Este mecanismo de cogeneración de energía funcionaría de la siguiente manera. Un “consorcio hidro-eólico” vendería potencia firme al MEM en forma continua, dado que cuando hay disponibilidad de viento, un bien sobreabundante, el consorcio ahorraría parte del “combustible” de las represas, un bien escaso. El MEM, sólo se limitaría a comprar electricidad, sin diferenciar su fuente.
Asimismo, las partes del consorcio, el operador hidroeléctrico y el eólico podrían estar tan alejados entre sí como lo permitiese la red eléctrica nacional y el costo de transporte.
En segundo lugar, se observa una tendencia creciente en los precios de la energía. La escalada de los precios internacionales sumado al hecho de que el gas y el petróleo se están volviendo escasos, están haciendo subir el precio de la electricidad en el mercado electrónico mayorista (MEM), que ya triplica los valores de la convertibilidad.
En tercer lugar, se podría obtener una fuente adicional de ingreso a través de la posibilidad de vender los certificados de reducción de emisiones (CER) creados por los Mecanismos de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kyoto. Si bien todavía los precios de los CER son muy bajos, su tendencia creciente podría hacer que contribuyan significativamente en el mediano plazo a la rentabilidad de la energía eólica.
Por último, la puesta en marcha del régimen de Energía Plus puede contribuir a cambiar considerablemente el esquema actual de costos y beneficios. Esto se da a partir de lo siguiente. Desde la devaluación de la moneda local a principios de 2002, los precios de la energía han sufrido importantes distorsiones debido al congelamiento impuesto desde el Gobierno Nacional, lo que a su vez lo obligó a compensar a las compañías energéticas mediante la implementación de subsidios. Como consecuencia de estas políticas, el mercado eléctrico presentó bajos niveles de inversiones, llegando a una situación límite en materia energética, forzando al Gobierno Nacional a revertir esta tendencia con la creación en septiembre de 2006 del régimen de Energía Plus.
Este régimen permite al Gobierno celebrar contratos con Generadores, Co-generadoras y Auto-generadores que estaban fuera del MEM a la fecha de la creación del régimen, considerando sus costos (a ser verificados por la autoridad energética) más una tasa de rentabilidad “razonable”. De esta forma, dicho régimen “libera” los precios de la energía, aunque bajo la supervisión de las autoridades energéticas.
Bajo este régimen de precios para la energía “nueva”, la energía “adicional” se incrementa a U$S 50 – 55 por megavatio – hora, lo que sumado a los incentivos nacionales implica un precio mínimo de U$S 57 por megavatio – hora.
También se encuentran en vigencia el Régimen Nacional de Iniciativa Privada y de Asociación Público – Privada, que si bien no se refiere exclusivamente a las energías renovables, esta orientado a estimular a los particulares a participar en proyectos de infraestructura, sean éstos de obras públicas, concesión de obras públicas, servicios públicos, licencias y/o cualquier otra modalidad. Ambos fueron sancionados en agosto de 2005; otorgan incentivos fiscales y establecen un vínculo para asociarse en la ejecución y desarrollo de obras públicas, servicios públicos u otra actividad delegable. Un aspecto interesante en estos regímenes es que permite a particulares presentar al Estado proyectos de infraestructura, quien los analiza y determina si califican o no. En este marco, los privados que tengan posibilidad de generar energía eléctrica a través del viento y conectarla a las redes de distribución pueden obtener mayores beneficios fiscales, cerrando aún más la brecha entre el precio de corte y el precio actual de la energía.
Aunque todavía a paso lento, el mercado eólico está empezando a moverse en este contexto más favorable. Esto se observa en los proyectos en estudio.
• La empresa estatal ENARSA tiene un proyecto de parque eólico de 60 megavatios denominado “Vientos de la Patagonia I”. Este parque se encuentra en un plan integral que proyecta instalar 300 megavatios en unos 3 años, comenzando por 60 megavatios en Comodoro Rivadavia, en sociedad con la Provincia de Chubut.
• El Gobierno de Chubut y funcionarios del gobierno nacional anunciaron un posible emprendimiento privado con una central térmica de ciclo combinado más un parque eólico de 100 megavatios en la zona norte de la Provincia de Chubut, con una inversión de $ 1.240 millones. Dado el régimen de vientos, sería un sitio razonable, aunque no tan bueno como Comodoro Rivadavia. Sin embargo, en la actualidad, la punta de línea de alta tensión en 500 kilovatios (Sistema Interconectado Nacional) termina en Puerto Madryn y no llega aún a Comodoro Rivadavia. Debido a problemas de estabilidad dicha línea (que conecta a esta ciudad con el resto del país hacia el norte) no resistiría el agregado de 100 megavatios eólicos. Es decir, todavía no se pueden elegir los mejores lugares, pero por las mejores razones.
• La empresa mendocina IMPSA planea un parque de 50 megavatios en la Provincia de La Rioja (Pampa de Arauco), con una primera etapa de cinco molinos de 1,5 megavatios de desarrollo propio.
En este contexto, se crea una ventana de oportunidad para las industrias locales, dado que los precios artificialmente bajos de la electricidad desincentivan el ingreso de fabricantes extranjeros al país, posibilitando que las industrias locales se vuelvan competidoras mundiales mientras se mantenga esta situación.
Pero, como ya analizamos, esta situación está cambiando. La escalada de los precios internacionales, sumado al hecho de que el gas y el petróleo se están volviendo escasos, están haciendo subir el precio de la electricidad en el mercado electrónico mayorista (MEM), que ya triplica los valores de la convertibilidad.
Si las firmas locales no lograran crecer a tiempo dentro de su propio mercado interno, aprovechando la protección de las todavía bajas tarifas del MEM, se cerraría la ventana de oportunidad descripta para que la Argentina construya una industria eólica propia, libre de trabas y licencias exteriores. Y la ingeniería eólica local quedaría relegada entonces a vender repuestos y componentes, o a fabricar bajo licencia.